A caballo los Montes, Isabel, Eduardo y Armando.
Fotografía de sosegado y bucólico ambiente que dista bastante del fin de esta entrada en la que en una rápida descripción de los frecuentes juegos de la época, la progresión en docilidad a indomabilidad de sus participantes en un principio niños y pronto alocados adolescentes, se ira haciendo notar agravada por la inquietud y la adrenalina que conlleva esta etapa de la vida siempre mas caótica y a veces accidentada.
Eduardo Montes en un Go-Kart que en la siguiente imagen se ve tras los hermanos Montes aparcado bajo la terraza de su casa.
Con el mismo vehículo Armando Montes de "rally" por el antiguo paseo y Bar de la playa con sus hermanos Isabel y Eduardo.
Los Montes en su prado despejado de setos, jugueteando con un triciclo que iba a dejar de ser perdurable en manos de un destrozón Luis Montes (debajo).
El siguiente paso al triciclo, la bicicleta y en un principio con dos ruedines en la de atrás. Era usual disponer de alguna y el juego y diversión con ellas fue casi inabarcable, amen de los cuantiosos y lastimosos trastazos, mas adelante relatamos uno de los mas "memorables". También es recordado el tema de las matriculas por las que se pagaban unas veinte pesetas en el ayuntamiento y te convertian al momento en un autentico conductor de primera.
Otras sumo recordadas piezas que dieron para mucho fueron los eternos, duros e indestructibles columpios, muy habituales en los parques y con una gran manzana de casas como la nuestra que exhalaba infancia por doquier, normal era que hubiese unos cuantos. Los Montes tenían dos, uno con dos asientos y anillas en medio (hoy deleite para cualquier calisténico), igual al de los Monasterio y un segundo que era un curioso balancín...
Columpiándose, Marisa Montes con sus hijos Luis y Eduardo en un prado con medianeras aun limpias de verde.
En el balancín Margarita Alonso-Graña con su primo Luis Montes.
Película con Isabel Montes, Ana piquero, un "colgado" Marcelino piquero y Armando Montes.
...Los Mijares disfrutaban igualmente de otro balancín y de un impresionante columpio con asiento, anillas, cuerdas e incluso una espaciosa barca. Era de hierro alemán y realmente parecía sacado de un buen parque de atracciones. Su vendedor fue el muy corpulento agente comercial Augusto Montes, amigo de Ramón Mijares y probable suministrador para el resto de familias.
Carlos Mijares impulsado por su columpio listo para aterrizar o darse una buena...
Carlos y Miguel Angel Mijares disfrutando en la barca cual chiquillos en el 88. El balancín detrás.
A falta de acrobáticos columpios, buenos eran para divertirse los elementos ornamentales y decorativos de los prados como el pozo de Los Muro que servia de excelente guarida para juegos como el escondite o policías y ladrones, aunque enseguida te encontrasen por ser un rincón muy solicitado, mejor la caseta del BOY.
Ni que decir tiene que cualquier juego con balón o pelota fue mas que habitual por estos lares, desde el omnipresente fútbol al hoy políticamente incorrecto, ¡SANGRE!..."Declaro la guerra a mi peor enemigo que es... FRANCIA !(por ejemplo) y te daban un gran balonazo. Balón asimismo el que te daban si conseguías "pescar" alguno de los que eran lanzados como útil publicidad veraniega desde una ruidosa avioneta a la playa o al mar, también actualmente hoy seria impensable ya que seguro habría mas de un lesionado o ahogado entre la muchedumbre ansiosa por hacerse con uno de estos "envidiables" balones de plástico...
...Un "envidiable" balón de plástico marca Coca-cola junto a Ramón piquero, Luis Montes, Macarena Campomanes, Isabel Montes con Beatriz Herrero, Ana Piquero e Isabel Campomanes con su prima Dolores Piquero y tras ellos una exuberante y llena de geranios medianera a los de Basilio.
Los Montes y los Piquero jugando delante de sus padres y abuelos al balón y a la gallina ciega.
Mas juegos populares; "Cuchillo, tijera, ojo de buey" y te destrozaban los lumbares y riñones cuando te saltaban encima con saña o "El pañuelo" en el que la atención y los reflejos eran fundamentales a la hora de escuchar tu numero y salir corriendo para hacerse con él, en ocasiones para diversión del personal el juez o arbitro en vez de un numero voceaba ¡YA!, momento en que todos salían apresurados y sin orden a por el susodicho trozo de tela.
Otro entretenimiento popular en aquella época era el tiro con escopeta de perdigones y un buen sitio para practicarlo, La Vaca, en él entonces quien lo iba a decir muy despoblado y vacío de chalets y pisos, Peroño. Sus praderías tan cercanas al mar libres de obstáculo hacían de éste un lugar idóneo para los disparos y de igual modo de emplazamiento de actividades comunes como las chorizadas y chocolatadas, que siempre eran guiadas por adultos debido a las dificultades que entrañaban; porte y traslado de cacerola, encendido de hoguera, insertado en palo de apetitoso chorizo...
Destacadas "monitoras" fueron la firme y tenaz Pepa por parte de los Mijares para los que era una mas en la familia y la imperturbable Pura, tía de Gilberto y un enclave frecuente en estas excursiones, Los Castañeos, área por donde ademas las asilvestradas pandillas de osados menores exploraban cargados de clavos, martillos, cuerdas, navajas y afiladas hachas en mano, talando los aromáticos eucaliptos materia prima para la construcción de sus camufladas cabañas.
De tiro por La Vaca con Miguel Angel Mijares, Armando Montes y su abuelo Fran.
No solo los mas jóvenes tenían esta afición, así lo atestigua esta certera diana lograda por la madre de los Montes, Marisa.
Fue La Vaca además por su orografía un lugar propicio para golpes y heridas como las producidas por caídas de motos al haber allí un circuito de motocross (del que hablaremos mas adelante), las bicicletas también favorecían estos tropiezos y recordado fue el que tuvo Isabel Montes con la suya al bajar con Sofia Bobia de copiloto por una empinada cuesta de tierra y arenilla, bastó un pequeño desequilibrio a gran velocidad para que se viniera al suelo y su barbilla se abriese contra las piedras, de inmediato su reluciente vestido blanco se tiño de sangre por el pecho y así y con un pie calzado y otro no, inició en llanto su regreso hasta la calle Marcos Peña Royo una muy polvorienta y ensangrentada cual "Carrie" Isabel y detrás entre otras, Mª del Mar Laine portando en su mano una de las playeras. Al no encontrarse los padres en casa el susto de sus abuelos fue de órdago y un acongojado Fran que padecía del corazón era el que esta vez daba aire con una servilleta a su mujer MªLuisa caida afectada de un vahído, ¡VUELVE LUISA, VUELVE! decía. ¡Todo un show!. La solución vino dada del buen coser de un esmerado practicante como lo era Manolito, avisado éste por la tía de la perjudicada, Loly Montes. Unos cuantos puntos y pista (nunca mejor dicho).
Película de una vendada Isabel Montes con Gabriela Muro, Sofia Bobia, Eduardo y Luis Montes, el TOM y de nuevo el balancín.
Y el balancín actualmente con los colores del Real Oviedo en su nuevo emplazamiento en la casa de Margarita López-Manteola y Pachin Alonso-Graña en San Martín, Teverga.
Sucesos sonados fueron ademas, la rotura de tibia y peroné de Jaime Mijares al tirarse con marea baja cerca de la ramblona y su traslado en furgoneta por un buen samaritano o los puntos que a Armando Montes le cosieron en la maltrecha oreja y que fueron el resultado según la versión oficial de un rasponazo contra una tapia aunque en verdad fue de un piedrazo tirado en respuesta a otro suyo de Javier Muro, el choque y derribo de una farola por Peroño alto con la moto conducida por Eduardo Montes y su acompañante Jorge Rehberger y que dejó al primero con la rodilla muy lesionada y al segundo con el dedo meñique roto, el tobillo fracturado de Isabel Montes ocasionado por la caída de la mítica Vespino a la altura del merendero Sarymai o el tremendo testarazo de un muy pequeño Luis Montes al caerle a su hermana Isabel del cuello al suelo en el ayuntamiento y las dos grapas que le pusieron en la buena farmacia de Mori y el traslado hasta allí de su angustiada madre Marisa en Vespa que a su pregunta ¿Pero bueno hija tu en que estabas pensando? se encontró con la respuesta: En lo bien que iba mamá en moto.
Luis Montes y sus secuelas en la frente.
Y curiosa la anécdota de un Pelayo Mijares afectado por la fuerte y dolorosa picadura de una avispa que fue subsanada por un muy experto y buen profesional como lo era Guillermo el padre de los Rehberger, mediante unas prácticas comparables al hipnotismo,¡la Sofrología!, todo esto ante su atónito hermano Carlos Mijares que no daba crédito a lo visto. Una técnica verificada por Marisa Montes que recordaba a su padre Fran en la consulta del afamado dentista, inducido a una especie de trance hipnótico que aliviaba su dolor...
Todo esto aquí expuesto es una ínfima parte de lo ocurrido en la vida del conjunto de personas vecinas de nuestra en muchas ocasiones contusionada calle, como dice Carlos Mijares;
"La antitetánica era tan habitual como la Fanta de Limón".